ANEXO 1. (INFLUENCIA DE LA TELEVISIÓN EN NIÑOS Y NIÑAS)
GUÍA PARA EDUCAR A LOS NIÑOS A VER LA TELEVISIÓN.
Padres y profesores somos, en gran medida, responsables de enseñar a los niños a ver la televisión, a entenderla y a conocerla. A continuación, se presentan algunas prácticas saludables que son de gran ayuda para aprender a ver la televisión:
- Los padres deben ser responsables y deben tomar conciencia de que en la televisión hay programas y contenidos inadecuados para los niños. Por ello, deben saber elegir cuáles son los más idóneos para que vean sus hijos según su edad.
- Es importante que los padres vean la televisión con sus hijos, y aprovechar esos momentos para crear un clima de comunicación familiar en torno a los programas y contenidos televisivos.
- Es conveniente que enseñemos a los niños la diferencia entre realidad y ficción y que los ayudemos a vincular los actos a las consecuencias.
- Los padres deben controlar el tiempo que sus hijos ven la televisión y, a la vez, ser un buen referente para ellos.
- Los padres no solamente deben cuidar lo que ven los niños, sino también lo que ven ellos mismos delante de sus hijos. No es adecuado consumir televisión de manera ilimitada y sin críticas.
- Es importante y necesario que padres y profesores estén al corriente sobre la programación televisiva y que mantengan una actitud crítica respecto a los programas que promueven estereotipos y modelos sociales inadecuados para los más jóvenes.
- La televisión no debe actuar como madre o niñera y no se debe utilizar como recurso único para el entretenimiento y la diversión.
- Antes de encender la tele hay que saber lo que se va a ver, y no encenderla simplemente para ver lo que hay. También es importante saber cuándo apagarla.
- La televisión no debe ser el centro del hogar y la única que hable. Debe ser un lugar de encuentro y comunicación en el entorno familiar.
- No es adecuado que los niños vean la televisión en su cuarto, ya que así disminuye la capacidad de los padres para supervisar los contenidos que ven sus hijos. - Los padres y educadores son los responsables de enseñar a los jóvenes la realidad del mundo comercial y de la publicidad.
- Nunca se debe utilizar la televisión como premio o castigo, ya que así, la erigimos en árbitro de la vida familiar.
- La televisión no debe interferir en los horarios de sueño de los niños, en los que además, se concentran los contenidos menos indicados.
- Se deben buscar puentes entre televisión y escuela. Para ello, hay que recuperar la educación audiovisual y elaborar materiales didácticos para hacer de la televisión una fuente de conocimiento.
- Hay que aprender a utilizar el enorme potencial que tiene la televisión en la educación o entretenimiento de nuestros hijos.
CONSEJOS PARA VER LA TELEVISIÓN EN FAMILIA.
Con los siguientes consejos se puede orientar a las familias sobre la mejor forma de lograr un uso constructivo de la televisión el en hogar, especialmente por parte de los niños:
- Los hijos deben ser enseñados por sus padres, tanto a ver espacios televisivos gratificantes y enriquecedores, como a no ver aquellos que le puedan degradar en su dignidad humana.
- Enseñar a los niños que no hay que “ver televisión”, sino que hay que ver programas de televisión, ya que así podremos desarrollar la capacidad de selección y discriminación, que nos habilitará para ver aquello que nos conviene y no mirar aquello que no nos conviene ver.
- Debemos evitar tener encendida la televisión, cuando no hay nadie viendo un programa determinado.
- Evitar el zapping. Solamente encender la televisión para mirar algún programa específico.
- Los niños no deben tener un aparato de televisión en su habitación, puesto que provoca adicción y es contrario a la vida en familia.
- Es conveniente tener un horario preestablecido para ver programas de televisión. Poniendo límites a la cantidad de tiempo: no más de una o dos horas al día y apagando la televisión durante las horas de comida y de los estudios.
- La capacidad de imitación que tiene el niño debe ser orientada hacia el conocimiento de personajes reales y ejemplares (por ejemplo deportistas, héroes de nuestra historia, poetas destacados etc.), y no hacia “héroes imaginarios”, “monstruos”, “personajes bisexuales” e inexistentes.
- Si se puede, es muy conveniente que los padres acompañen a sus hijos a ver la televisión. De esta forma podrán conocer directamente los efectos que los programas que ven les produce en sus hijos.
- No conviene dar por sentado que todos los programas llamados “infantiles” tienen un contenido adecuado. Los padres deben orientar a sus hijos en este sentido, lo que les obliga a informarse adecuadamente al respecto.
- Cualquier espacio que incluya erotismo, sexualidad, violencia, permisividad, delincuencia, racismo… no es apto para niños. Y los padres deben saberlo, y evitar que sus hijos lo vean. Para lograr esto, se pueden consultar las guías de calificación de la programación de la televisión que se publican a instancias del Ministerio de Educación, del Consejo Nacional de Televisión, y en revistas.
- Los padres de familia deben esforzarse por buscar alternativas a la televisión: deporte, visitas a museos y parques naturales, sesiones de teatro, proyección de videos, fomento de conversaciones familiares, y prácticas de acciones solidarias a favor de los demás.
- La “cultura de la imagen” debe llegar a los niños por medios que no sea exclusivamente la televisión, es decir, por fotografías, exposiciones, mapas y lectura.
- Ver o no la televisión no debe convertirse para los niños en un premio o castigo.
- Los padres deben iniciar a sus hijos, según su edad y desarrollo, en una positiva y prudente educación sexual, que evite que una imagen distorsionada de la mujer y del sexo les sea trasmitida, poco a poco, por medio de la televisión.
- Los padres no deben dejar a sus hijos que vean televisión basura. Si estos programas de televisión son vistos por los niños, confundirán la realidad con la ficción, se desorientarán y equivocarán al comprender y valorar el sentido de la vida, e irán deformando su propia conciencia. Transigir con la mala calidad programas inadecuados para los niños, dejándolos que lo vean, equivale a hacerse cómplice de lo que distorsiona los valores y los derechos de la infancia.
Comentarios
Publicar un comentario