LA INFLUENCIA DE LA TELEVISIÓN EN NIÑOS Y NIÑAS


Muchas de las palabras que se usan en día, han sido tomadas de los diferentes medios de comunicación, han sido tomadas de los diferentes medios de comunicación masiva, siendo más frecuentemente la televisión quien predomina en la generación de estas nuevas formas de comunicarse; no sólo se hace regencia a palabras, sino además a actitudes y formas de vestir. La moda puede llegar a ser una forma de adaptarse a los demás, de sentirse parte de un grupo, tal vez es por insistencia de la televisión de formar una cultura juvenil por lo que se ha ido creando poco a poco la idea de que sino hablas, te vistes o te comportas de cierta manera, no eres joven, o como muchos lo dirían “ no estas en la onda”. 

Probablemente la forma de comportarse y vestir no sea voluntaria, pudiera deberse a que los jóvenes de hoy en día han sido creados ante el televisor, han recibido su influencia desde muy pequeños, incluso antes de asistir a la escuela, dejando así que la televisión es la primera escuela del niño. El problema aparece desde niños, desde que los padres se les ocurre controlar a sus hijos plantándolos frente al televisor, dejándolos crecer acompañados del Pato Donald, Mickey Mouse y muchos más. Pero cuando el niño deja de ser niño y se convierte en adulto, se trata siempre de un adulto sordo de por vida a los estímulos de la lectura y del saber transmitidos por la cultura escrita. La televisión ha ido formando a los seres humanos desde niños, y que esta los ha acompañado en cada día de su existencia, robándoles así la capacidad de entender las cosas y pensar por sí mimos.  




¿Y qué tanto influye la televisión en las decisiones del público? 

Demasiado. Y para comprobar esto basta con dar un vistazo en los productos que consumimos, y que no daremos cuenta que la mayoría de ellos son las marcas que más publicidad tienen, los que vemos constantemente en la televisión escuchamos en la radio y vemos en las revistas, pues la publicidad con que cuentan estos productos es enorme y nos hacen creer que son los mejores del mundo. Pero esto hecho no se presenta sólo en la mercancía, ya que actualmente los medios de comunicación pueden vendernos cualquier cosa, desde una casa, un auto o una lata de sopa, hasta un presidente. Y de igual manera, así como los medios pueden construir, también tienen el poder de destruir, decidiendo así el rumbo que han de tomar no sólo los ciudadanos, sino una nación en su totalidad. 

Los efectos de la televisión en el desarrollo social y emocional de los niños. 

El tiempo que un niño pasa frente al televisor es tiempo que se le resta a actividades importantes, tales como la lectura, el trabajo escolar, el juego, la interacción con la familia y el desarrollo social. Los niños también pueden aprender cosas en la televisión que son inapropiadas o incorrectas. Muchas veces no saben diferenciar entre la fantasía presentada en la televisión y la realidad. Están bajo la influencia de miles anuncios comerciales que ven al año, muchos de los cuales son de bebidas alcohólicas, comidas de preparación rápida y juguetes. 




Los niños que asisten demasiada televisión están en mayor riesgo de que : 

- Saquen malas notas en la escuela. 
- Lean menos libros. 
- Hagan menos ejercicio físico. 
- Tengan problemas de sobrepeso. 
- Se convierten en niños pasivos. 

La violencia, la sexualidad, los estereotipos de raza y de género y el abuso de drogas y alcohol son temas comunes en los programas de televisión. Los niños son impresionables y pueden asumir que lo que ellos ven en televisión es lo normal, seguro y aceptable. Por consecuencia, la televisión también expone a los niños a tipos de comportamiento y actitudes que pueden ser abrumadores y difíciles de comprender.   




La publicidad en la televisión y los niños. 

Los niños son los grandes explotados por la publicidad en la televisión. Los fabricantes de juguetes ganan millones a cada año por lanzar al mercado sus productos para niños. Los fines de semana y las vacaciones son sus temporadas preferidas, cuando se generan aún más beneficios económicos. Además, la publicidad televisiva proyecta estereotipos relacionados a aspectos raciales, sociales, culturales, sexuales, así como también hábitos alimentarios. Según estudios norteamericanos reemiten una media de 23 publicidades por hora, que sugieren cereales, galletas, comidas rápidas, refrescos y golosinas. Ese excesivo número de comerciales que sugieren alimentos, tiene su parte relacionada a la obesidad infantil. 

Por otra parte, la exagerada representación de imágenes corporales perfectas puede contribuir al problema de la anorexia nerviosa sobre todo en adolescentes, debido a la ansiedad que provoca. Si un niño con sobrepeso aprende en la tele lo importante que es mantener la forma de una manera exagerada, va a desarrollar complejos y consecuentemente seguirá los consejos y las dietas que digan en la tele, aparte de los valores erróneos que le estará asimilando. Mas que la mitad de la publicidad contiene información errónea, engañosa o ambas, pero que los niños creen como verdadera. De tal manera que, la TV no sólo ofrece sino que impone experiencias, condicionamientos a nuestros niños pues son el principal blanco hacia el cual va dirigidos la mayoría de los anuncios comerciales. 










La agresividad en los niños. 

La agresividad es la forma usual de dar salida a los sentimientos de frustración, empezaremos por considerar algunos aspectos sobre la intensidad y la naturaleza de los sentimientos agresivos de los niños. 

Los tipos de sentimientos agresivos considerados: 
-Ansiedad provocada por la agresividad. 
-Agresividad proyectiva. 
-Auto-agresividad. 
-Agresividad prosocial. 
-Agresividad antisocial.

Los niños frustrados tienden a dar salida a una parte de su agresividad de una forma pasiva, a través del contenido en fantasía de la televisión. La ansiedad y la desaprobación que provoca una conducta agresiva, es uno de los productos previsivos de la socialización. Nuestra civilización trata de inhibir la violencia y enseña a sus miembros a menos preciar muchas de las formas se conducta agresiva. Debe esperarse que el grupo de realistas acepte la socialización más fácilmente que los demás. Podemos admitir que la búsqueda de la fantasía en los años de adolescencia guarda relación con el tipo de conflicto con los padres. 



Conflicto padre-hijo. 

Cuanto más intenso es el conflicto padre-hijo, más televisión ve el niño, más escucha la radio, más películas ve, menos revistas y menos libros lee. En otras palabras, este tipo de conflicto sirve aparentemente para poder clasificar a los niños de una forma continua según sus preferencias entre la TV y los medios impresos. Contribuye a impulsarlos hacia la fantasía, más que hacia la realidad. Parece indudable que los niños que tienen conflictos buscan fantasía. 

Por consiguiente, Cuanto más importante es el problema familiar del niño, tanto más se inclina éste a abandonar el campo, a buscar satisfacción y un medio de dar salida a su agresividad en la fantasía, a preferir los medios audiovisuales de entretenimiento a los medios impresos. 

A medida que aumenta la intensidad del conflicto padre-hijo, aumenta la agresividad antisocial, aumenta la auto-agresividad, aumenta la agresividad proyectiva, Disminuye la agresividad prosocial, disminuye la ansiedad provocada por la agresividad. 




Los efectos físicos. 

Los efectos físicos perjudiciales de la televisión no son apenas apreciables. Parece que la televisión no produce un cansancio significativo en los niños que la ven en las debidas condiciones. No hay pruebas de que se produzca pérdida importante de horas de sueño o de energías como resultado de ver la televisión. 

No obstante, los efectos emocionales de la televisión son menos innocuos. A casi todos los niños, en un momento u otro, les ha asustado algún programa visto en televisión. Se asustan, en particular, cuando un daño amenaza a algún personaje o animal con el que se sienten identificados, o por el que experimentan simpatía especial, y especialmente cuando el daño se deriva de la posibilidad de recibir puñaladas, de caer en una trampa, o de cualquier violencia que se salga del ritual característico. Se asustan también cuando ven demasiado prematuramente programas violentos o cargados de tensión, y también cuando presencian tales programas en habitaciones oscuras o a solas. 

Los niños, en general, aman o buscan la emoción, tanto en la televisión como en la vida real, siempre que la clase de sentimientos que provoque en ellos esta emoción no se parezca demasiado al temor. Esa es la razón de que se sientan atraídos por juegos emocionantes, que tienen su paralelo en la televisión. No obstante, existen serias dudas sobre el posible efecto que ejercerá sobre ellos la dosis cada vez más elevada de emoción que les ofrece la televisión. 

Por lo que concierne a los efectos cognoscitivos de la televisión la conclusión general es decepcionante, no porque la televisión cause cualquier prejuicio especial en este aspecto, sino más bien porque está lejos de haber desarrollado todo su potencial como portadora de ideas y de información. Para las tareas escolares, la televisión comercial no es ni una ventaja definida ni un grave inconveniente. En ciertos aspectos está contribuyendo indudablemente a formar una generación mejor informada, pero lo que ha conseguido en este aspecto no es nada comparado con lo que podría lograr si desarrollara en mayor medida sus posibilidades de ofrecer experiencias realistas. La televisión comercial obtiene su principal apoyo en las experiencias fantásticas que ofrece. La televisión educativa no comercial, dedicada a ofrecer experiencias realistas, necesita talentos y dinero. 

La televisión ha obtenido mejores resultados como estimuladora del interés que como estimuladora de las actividades intelectuales o creadoras.  





LA AGRESIVIDAD EN LOS DIBUJOS ANIMADOS 



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