MATERIALISMO VS IDEALISMO (2ª PARTE)

CONCLUSIÓN 



¿Mitología o filosofía? Igual que el Dios de Platón forma el mundo mirando a las ideas, la humanidad proyecta la imagen de su Dios teniendo inconscientemente presente la idea de una humanidad en relación con la divinidad. ¿En qué se traduce esta falta de verdad? En una universal enajenación y depauperación del hombre. La religión aparece claramente como autoextrañamiento y autoaliención, no de Dios, como pensaba Hegel, sino de cada hombre individual.  Para Marx, en la medida en que el hombre se hace religioso, se enajena de su humanidad. El hombre adorna a Dios con los tesoros de su propia interioridad: el hombre pobre [carente de excelencia en cada virtud] tiene un Dios rico [desde todos los atributos posibles del hombre]. Pero dado que Dios y el hombre no son vistos como una sola cosa, sino como dos, el resultado de la religión es el hombre desgarrado, escindido, enajenado, internamente empobrecido.




¿Qué hace falta entonces? Que el hombre y Dios vuelvan a ser uno; que esa universal enajenación desaparezca. Pasar de la sobrenatural y antirracional esencia de Dios, a la natural e innata esencia del hombre. El ateísmo es pues el misterio de la religión, pero nadie debe olvidar que aquí se niega únicamente para afirmar. Este ateísmo es todo menos una pura negación: representa más bien la máxima afirmación. ¡Este ateísmo es el verdadero humanismo! No se debe negar simplemente a Dios [la falsa esencia de la religión], sino que se debe afirmar, exaltar, amar la esencia real del hombre [la verdadera esencia de la religión]. Por medio del ateísmo, el hombre debe recuperar la verdadera dignidad divina, la que el teísmo le ha arrebatado. La esencia del hombre se entiende no en el más allá, sino en el más acá. Así, la filosofía [en cuanto antropología] pasa a ser la nueva y verdadera religión, la religión atea. ¡Para qué ir tan lejos, si el bien está tan cerca! ¿A quién le interesa situar al hombre tan lejos del bien y de lo bueno, y tan cerca de Dios? ¡Lo que el hombre necesita no es amar a Dios, sino amar al hombre! En lugar de fe en Dios, fe del hombre en sí mismo; en lugar del más allá, el absoluto más acá!





Pero las ideas dominantes de una era, son siempre las ideas de la clase dominante. La alienación socioeconómica es la base de la alienación religiosa y política. ¿Cómo se llega a la superación de la alienación religiosa? El reflejo idealista, el reflejo religioso del mundo real [reflejo de un mundo, unas leyes y una política no sujeta a inspección, que nadie supervisa ni comprende pero que unas élites aprueban] desaparecerá cuando las relaciones de los hombres sean razonables y transparentes entre sí. Para la sociedad, para el mundo, la visión de lo real [y la visión del resultado de su propio trabajo] se convierte en una mercancía alienada: en algo separado de la propia sociedad, ajeno a ella, que misteriosamente vale más, que es de más elevado valor. Pero todo ese valor añadido, dicha "plusvalía" queda en manos de unos pocos. Se convierte en una especie de fetiche metafísico [desde el punto de vista religioso, un objeto que se piensa y se respeta como asiento de fuerzas superiores]. ¿Y acaso estas situaciones [alimentadas por el idealismo] absurdas y delictivas que oprimen a una sociedad que no comprende por qué las cosas no pueden ser de otro modo, no se asemejan a las situaciones que se dan en la nebulosa región del mundo religioso? 

¿Es posible la transformación social desde el idealismo?
La clase dominante sabe que no. La sociedad, sin ilustrar, lo ignora

 

El fetiche [el misterio idealista] se adhiere así a la producción, al Sistema y a la Ley [en una sociedad incapaz de interpretar una impostura que le venden como real]. Mientras dure la alienación religiosa [el misterio del hombre elevado a categoría e instalado como Verdad-Razón y dogma indiscutible], de igual modo durará la misteriosa lógica política [alienación] y viceversa: mientras dura la alineación económica en el fetichismo de las relaciones de producción, [una comprensión del mundo en base al fundamentalismo del capital] se busca preservar la lógica religiosa en su nebulosa región [que tácitamente acepta dicha visión]. De Platón a Hegel y a la preservación de Dios. De Aristóteles a Marx y a  la preocupación por el hombre. El hombre real, en el mundo real, será desatendido por el referente ideal, por el idealismo. ¿A qué interpretación política le interesa situar al hombre tan lejos de sí mismo y tan cerca de Dios? 




El humanismo se presenta así en respuesta a una realidad ideal [a una falsedad o impostura]; en respuesta a una misteriosa cosmovisión [en respuesta a un aparente entendimiento de lo real, legitimado idealmente, religiosamente] de la realidad, que las clases dirigentes presentan como inevitable y única opción posible. Frente a las relaciones inhumanas de una cosmovisión adulterada [neoliberal], emerge naturalmente su reacción, apelando a unas relaciones verdaderamente humanas que liberen al hombre y a la sociedad, cautiva en su caverna idealista.








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